29 de junio de 2011


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La vida no es un pasillo recto y fácil por el que viajamos libres y sin obstáculos, 
sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, 
perdidos y confundidos, una y otra vez atrapados en un callejón sin salida.
Pero, si tenemos fe, siempre se nos abrirá una puerta que aunque tal vez 
no sea la que queríamos, al final será buena para nosotros.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea de cual es el camino que 
debemos seguir en busca de nuestra felicidad, y va tras él porque cree 
que le hace feliz. Si lo consigue, casi siempre se encariña con él. 
Y si lo pierde o se lo quitan, la experiencia suele resultar traumática.


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